¿Para qué?
Si nos observamos por un momento y traemos a la consciencia qué es lo que nos mueve en la vida encontraremos muchas razones por las cuáles actuamos de una determinada manera y elegimos uno de los muchos caminos que podemos transitar. Y si tuviéramos que plantearnos qué pregunta está detrás de todo movimiento ésta sería ¿para qué?
Los para qués son los que nos inclinan hacia una dirección u otra y las que nos conducen a sitios distintos. ¿Para qué me digo algo o me callo, para qué verbalizo o reprimo mis pensamientos, para qué quiero alcanzar lo que me propongo?
Esta cuestión no es fácil de averiguar cuando nos encontramos ante situaciones que representan un
dilema o estamos ante una decisión difícil, pero es el comienzo desde donde parte todo objetivo que nos marquemos. Si yo deseo conseguir algo y me formulo un objetivo éste viene precedido de ¿para qué quiero algo?.
Si nos fijamos un objetivo sin esta previa formulación ponemos en riesgo la consecución de nuestras metas. ¿Y por qué? Porque si no ahondamos en para qué hacemos o perseguimos retos haremos tambalear el éxito de alcanzar lo que soñamos.
En ocasiones, nuestro objetivo no se cumple porque comenzamos por el qué y cómo y dejamos el para qué desatendido o minimizamos su importancia. Una de las claves que hace posible que esta pregunta clave aflore en nosotros es la motivación y la ilusión. Cuando ambas emociones nos embriagan es cuando encontramos, con gran facilidad, nuestros para qués y, como si por arte de magia sucediera, aparecen los qués y los cómos fácilmente.
Así es que, ya sabes, si anhelas conseguir un objetivo, primero, hazte amigo suyo, deja seducirte por él y respóndete para qué lo quieres. Después sabrás qué, cómo y cuándo ponerlo en marcha para asegurarte que se hará realidad.
Quizá sea el tiempo en que averigues si eres de los que se mueven con el empuje del porqué o del impulso del para qué que nos colocan en senderos a destinos diferentes. ¿Te activa la motivación del para qué o prefieres las justificaciones del por qué?
“No te preguntes qué necesita el mundo; pregúntate qué te hace sentir vivo. Y después sal y hazlo. Porque el mundo necesita gente que esté viva”
(Howard Thurman)
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